El edificio
Entre la calle Mayor y el barranco del río, en el borde del abismo, formando parte de la muralla, se encuentra la iglesia, herencia de las actuaciones en el tiempo como atestiguan sus diferentes estilos.
Echamos una mirada a la portada de la “claustra” y tomamos distancia para poder apreciar la magnitud de la sólida torre del campanario, posiblemente del siglo XVIII en cuyos arcos y contrafuertes combinan armónicamente los grises de las calizas con los rojos de las areniscas rodenas. Desde aquí vemos la fachada de la primitiva iglesia, románica del siglo XII, integrada en el muro de la iglesia gótica del XVI.
Vale la pena detenerse a observar el arco con arquivoltas lisas o decoradas de motivos vegetales, modelo de las iglesias románicas de la localidad y del resto del señorío. Sorprende el alfiz que enmarca el arco al estilo califal, raro en tierras de Castilla que, unido al arquito lobulado ciego, que descansa sobre el mismo,acredita el gusto y origen islámico de los constructores. Otra mirada a lo alto de la fachada y a la ventana del edificio anexo, ya en el cementerio, nos permiten ver esculturas y elementos románicos y prerrománicos, incluso una escultura animalística, exenta, de origen desconocido que no parece una gárgola sino una escultura íbera. Pasamos bajo las arquivoltas y encontramos con una amplia nave única de elevado porte. La cubierta nos indica dos momentos constructivos: la capilla mayor, con bóveda gótica de crucería del siglo XVI y el resto del siglo XVII. Sobresale en bellaza y proporción el arco rebajado que sustenta el coro.
El contenido
La iglesia cuenta con un conjunto de elementos de gran valor artístico e histórico:
Existe un museo parroquial, actualmente en reorganización, donde se exponen, además de algunas de las piezas descritas, tallas policromadas, óleos, códices y manuscritos con los privilegios otorgados a la villa por diferentes reyes castellanos, etc. El museo cuenta con una curiosa caja fuerte de 1791, excavada en la roca con puerta blindada de hierro.